El síndrome de la boca ardiente es una afección poco recurrente, pero puede llegar a resultar muy molesta para quien la sufre. Puede afectar a la lengua, encías, labios, el interior de las mejillas o el paladar, pero, dada su intensidad, puede generar sensación de ardor en toda la boca.
No resulta muy habitual oír hablar del ardor bucal, no obstante, es una afección que aparece de forma repentina y, en ocasiones, sin causa específica. Mayoritariamente, se da en mujeres de edad media o avanzada, en etapa premenopáusica, pero también puede darse en hombres.
Síntomas
Tal y como indica su nombre, su principal síntoma es la sensación de ardor en zonas concretas de la boca, principalmente, la lengua, o bien, en toda ella. Esta sensación puede llegar a ser extrema, sintiéndose como si se escaldara la boca.
Por otro lado, este ardor, en ocasiones, se acompaña de una sensación de boca seca, lo que puede vincularse a una mayor necesidad de beber agua, al verse incrementada la sed. Además, es habitual notar cambios en el gusto, volviéndose este amargo, metálico o, en ocasiones, perdiéndose por completo. Puede resultar habitual notar también una sensación de hormigueo o entumecimiento en la boca.
Estos síntomas pueden sentirse a diario, con mayor molestia a medida que va avanzando el día, o bien de forma intermitente. En función de cada caso particular, hay quien lo sufre a periodos, pero se trata de una patología que puede alargarse meses, años, o incluso de forma indefinida.
Tipos
Síndrome de la boca ardiente primario
Se conoce como síndrome de la boca ardiente primario aquel del cual se desconocen sus causas, dado que no se identifica ningún problema o afección médica subyacente. En este caso, se considera que puede venir derivado de problemas del gusto o bien de daños en los nervios sensoriales del sistema nervioso central.
Síndrome de la boca ardiente secundario
En este caso, sí viene causado por un problema médico subyacente fácilmente identificable. Puesto que se tiene conocimiento de este, resulta más sencillo centrar el tratamiento en su causa concreta. Normalmente, estos problemas son:
- Sequedad bucal o xerostomía, que puede venir dada por la toma de determinados medicamentos, problemas de salud, problemas en la función de las glándulas salivales u otros.
- Afecciones bucales, como la candidiasis oral, patologías inflamatorias (como el liquen plano oral) o el síndrome de la lengua geográfica.
- Deficiencias nutricionales, como falta de hierro, zinc, folato (vitamina B-9), tiamina (vitamina B-1), riboflavina (vitamina B-2) o piridoxina (vitamina B-6), entre otras.
- Reacciones alérgicas o intolerancias a ciertos alimentos.
- Irritación excesiva de la boca, debido a un cepillado incorrecto, el uso de pastas abrasivas, el uso excesivo de enjuague bucal o el consumo de bebidas ácidas.
- Ciertos factores psicológicos, como el estrés, la ansiedad o la depresión.
- Malos hábitos orales, como el rechinamiento de dientes o bruxismo.
Tratamiento
Dada su dificultad de diagnóstico y el hecho de que, en ocasiones, resulta imposible establecer una única causa concreta, el síndrome de la boca ardiente no cuenta con un único método para tratarse. En función de cada persona y cada caso, habrá tratamientos que puedan resultar de gran ayuda o bien no ofrecer ninguna mejora.
En cualquier caso, desde Asistencia Dental Especializada, insistimos en la importancia de acudir a un profesional odontólogo que estudie tu caso para tratar de conocer al máximo las posibles formas de abordarlo. Como hemos visto, si se trata del síndrome de la boca ardiente secundario, deberá investigarse y tratarse el problema médico subyacente.
No obstante, existen ciertas indicaciones que pueden ayudar a reducir las molestias o, si cabe, tratar de no incrementarlas:
- Mantener una buena hidratación
- Evitar alimentos picantes o muy ácidos
- Evitar el consumo de bebidas alcohólicas o tabaco.