El uso de chupete en bebés suele ser un gran aliado, puesto que funciona como calmante natural y nos ayuda a tranquilizar a nuestros pequeños. No obstante, y como en todo, un exceso en su uso puede dar paso a consecuencias negativas en su estado de salud bucodental.
El chupete
El uso de chupete ha demostrado acarrear múltiples beneficios para los más pequeños de casa. Su poder calmante, relacionado con el proceso de succión que permite al bebé, consigue tranquilizarlo en momentos de ansiedad o dolor. Además, puede ayudarlos a conciliar el sueño o mejorar su digestión.
Por todo esto, debe entenderse que este no perjudica al estado de salud oral si se hace un uso adecuado. Ello implica que debería abandonarse su uso alrededor de los tres años. En caso de alargar este proceso, es posible que se empiecen a dar ciertas consecuencias.
Consecuencias del chupete
El uso prolongado del chupete puede afectar directamente a la formación y desarrollo de la dentadura del bebé. Esto es así, puesto que la fuerza que se ejerce cuando el pequeño realiza el movimiento de succión de la tetina afecta a la posición de los dientes. Entre los principales efectos de su uso, destacamos:
- Desviaciones de los dientes: Tal y como hemos comentado, la fuerza ejercida puede desviar la posición de los dientes. Normalmente, los centrales superiores se van separando y desviando hacia fuera, mientras que los inferiores se desvían hacia dentro.
- Mordida abierta: La mordida abierta por chupete se da cuando la fila de dientes superior e inferior no cierran adecuadamente. Esto es así por el choque de los colmillos entre sí, que impiden una mordida adecuada.
- Mordida cruzada: El propio acto de succionar activa ciertos músculos faciales que pueden hacer perder el paralelismo entre la arcada superior y la inferior, dando paso a la mordida cruzada.
Además, cuando el uso del chupete supera los 5/6 años de edad, es posible que retrase la caída de la dentición temporal, obstaculizando de este modo la correcta erupción de los dientes permanentes.
Factores de riesgo
Como bien hemos mencionado, dichas consecuencias pueden aparecer en caso de no hacer un uso adecuado del chupete.
Alargar su uso diario durante más de 6 horas o a seguir utilizándolo a diario a partir de los 3 años de edad puede suponer un riesgo. No obstante, si se siguen las recomendaciones estipuladas, todos los posibles efectos serán reversibles.
Cabe destacar que evitar el uso de chupete, considerándolo un acto perjudicial, dejando al pequeño chuparse el dedo, puede dar paso a mayores riesgos. Esto es así, puesto que, por un lado, el pequeño se pasa el día experimentando y tocando cosas con sus manos. Ello facilita el riesgo de contaminarse con bacterias que, al introducir el dedo en la boca, pasaran a contaminar su cavidad bucal.
Por otro lado, como es obvio, la superficie del dedo y la uña es mucho más dura que la del chupete, lo que puede dar paso a la aparición de heridas que dañen la mucosa.
Finalmente, sus efectos en la alineación dental son los mismos que con chupete. De hecho, si el pequeño se acostumbra al acto de chuparse el dedo resultará mucho más complicado que deje de hacerlo.
Desde Asistencia Dental Especializada – ADE, insistimos en la importancia del cuidado de la salud oral de los más pequeños. Si empezamos a dar importancia a su estado de salud bucodental desde la infancia, garantizaremos un buen cuidado a lo largo de los años.