teleodontología

La teleodontología ha vuelto

LA TELEODONTOLOGÍA HA VUELTO 

Y esta vez, para quedarse

La Covid-19 ha supuesto un golpe duro para múltiples sectores que han visto radicalmente modificada su actividad debido a las restricciones del Gobierno con el objetivo principal de preservar la salud del país. La necesidad de aplicar medidas de higiene y prevención más exhaustivas ha provocado que muchos de los protocolos del ámbito sanitario se hayan visto modificados, dejando entrever la falta de adaptación de estos a un nuevo paradigma que ha acelerado su aparición a una velocidad desorbitada.

El sector odontológico no se mantiene al margen de la situación. Su actividad a lo largo del primer confinamiento se vio gravemente comprometida, al tratarse de un oficio que hasta el momento requería de presencialidad para desarrollar su actividad adecuadamente, y es que un 25% de los centros clínicos paralizó de manera total su actividad, contando con un porcentaje parecido de clínicas que únicamente ofrecían atención telefónica, según datos aportados por Sociedad Española de Epidemiología y Salud Pública Oral (SESPO). La actividad presencial se redujo al 17% y de manera exclusiva a la atención de urgencias. Esta situación alargó sus consecuencias hasta principios de verano -momento en que se vio levemente recuperada-, lo que se tradujo en un elevado número de tratamientos que se vieron paralizados durante un largo periodo de tiempo, sufriendo todo tipo de consecuencias inevitables.

La situación desfavorable que se estaba viviendo dejó entrever la necesidad del sector de adaptarse a la nueva realidad, desarrollando un sistema que permitiese retomar la actividad odontológica con todo tipo de garantías, de manera que se redujesen las consecuencias sufridas hasta el momento y se asegurase y preservase la salud y bienestar de los pacientes.

Es en este contexto que retoma protagonismo y valor la práctica de la teleodontología, una subcategoría de la telemedicina que funciona como alternativa a la atención y seguimiento presencial de los tratamientos, pero cuyos orígenes, aunque puedan parecer recientes, se remontan mucho atrás. La evolución de la medicina y las ciencias de la salud ha ido siempre de la mano del desarrollo de las tecnologías de la comunicación, ya que gracias a su fuerza de expansión de la información permitían mantener una comunicación más allá del cara-a-cara; ya en tiempo de Guerra Civil el uso del telégrafo permitió agilizar los pedidos de suministros médicos, y durante el conflicto de Corea y Vietnam se usaba regularmente la radio para informar del estado de salud de las tropas así como para solicitar asistencia médica.

Ahora bien, la gran evolución que ha vivido la tecnología a lo largo de estos años ha perfeccionado considerablemente la técnica de la teleodontología, permitiendo realizar consultas a distancia con el mismo nivel de profesionalidad. En la actualidad, la American Teledentistry Association define la técnica como: “el uso de tecnologías electrónicas de información, imagen y comunicación, que incluyen comunicaciones interactivas de audio, video y datos, así como tecnologías de almacenamiento y reenvío, para proporcionar y apoyar la prestación, el diagnóstico, la consulta, la transferencia de información dental y la educación sobre la atención dental”. Todo ello implica cierta superación de la imprescindibilidad de las consultas presenciales, avalando en todo momento un flujo comunicativo adecuado, profesional y con las mismas garantías de fiabilidad.

Por otro lado, y con el objetivo de ajustarse a las necesidades comunicativas tanto del profesional como del paciente, la teleodontología ofrece dos modalidades diferenciadas: la asincrónica y la sincrónica, contando ambas con numerosas ventajas. La diferencia principal entre estas radica en el tiempo de respuesta; en caso de darse una respuesta en directo o real-time -como es en el caso de videollamadas, chats en directo o consultas telefónicas- estaríamos hablando de la modalidad sincrónica, la cual permite al paciente ahorrarse el tiempo de desplazamiento a la clínica, disminuir el riesgo de contagio, conocer en tiempo real su diagnóstico o liberar de aglomeraciones por consultas de menor relevancia a las clínicas; en caso de darse una comunicación en tiempo diferido -como es a través del correo electrónico, mensajería instantánea o plataformas corporativas de trabajo- estaríamos hablando de la modalidad asincrónica, la cual ofrece al paciente mayor oportunidad y sosiego para describir su situación, permite el registro de la conversación en el historial clínico, ofrece al paciente su diagnóstico y explicaciones de manera permanente y permite al dentista contrastar con otros profesionales su previsión de diagnóstico antes de hacerlo llegar.

En ambos casos, tanto el paciente como la clínica se ven favorecidos, ya que la oportunidad para el paciente de poder comunicarse y contar con una opinión experta respecto a su inquietud en un tiempo relativamente breve y sin necesidad de acudir presencialmente a una clínica le ofrece tranquilidad, confianza y cercanía a su centro habitual. Consecuentemente, el flujo de visitas presenciales prescindibles al dentista se ve considerablemente reducido, liberando a los profesionales de consultas de carácter informativo, reduciendo el costo de la atención y mejorando la eficiencia de los profesionales.

Pero con la creciente normalización y aplicación de la teleodontología en España, se ha acentuado la necesidad de regular la práctica en pro de asegurar en todo momento un trato de la información adecuado y respetuoso con la normativa de privacidad y protección de datos de los pacientes. Los datos relativos a la salud son catalogados como información de carácter muy sensible, y por ello desde los propios centros clínicos debe asegurarse y garantizar la protección de estos ante cualquier tipo de amenaza, adoptando la aplicación de softwares y aplicaciones propias de telemedicina que cumplan con la normativa. Resulta muy común el uso de medios de mensajería instantánea o videollamadas que no cumplen con los requisitos de protección de datos estipulados, y por ello deben conocerse con exactitud los programas a través de los cuales nos dirigimos a nuestros pacientes y tratamos su información confidencial.

Otro aspecto en el que merece la pena incidir es en una de las limitaciones más claras de esta técnica, relacionada con la brecha digital existente entre aquellas personas que utilizan las TIC en su día a día sin problema alguno y aquellas que, sea bien por su edad, sus recursos económicos o su analfabetismo digital, no tienen acceso a las mismas. No debemos olvidar que el sector médico trata a menudo con grupos de mayor riesgo que siguen prefiriendo un trato presencial y de carácter cercano, por lo que la aplicación de la teleodontología debe contemplar su existencia y mantener sus servicios acordes a las necesidades de todo tipo de pacientes.

A pesar de que no se cuente con datos concretos de aplicación de la teleodontología en España, durante los primeros meses de la pandemia las interacciones virtuales aumentaron en un 50%, dándose un 86% de los pacientes que valoraban positivamente su atención en las encuestas de satisfacción y recomendaban su uso. Ante esta situación, queda claro que la técnica se encuentra en constante crecimiento y mejora con el objetivo de ofrecer un servicio más profesional y eficiente de cara a los pacientes y, aunque de manera lógica el servicio presencial no vaya a ser sustituido en ningún momento, la teleodontología permitirá desarrollar una mejor prevención y promoción de la salud gracias a la calidad de la información ofrecida y la facilidad de comunicación entre el paciente y el profesional.

La teleodontología ha vuelto para quedarse, y es una oportunidad que merece la pena aprovechar.