La maloclusión dental, tal y como su nombre indica, hace referencia a una mala oclusión de los dientes en la mordida. Ello se debe, principalmente, a una mala alineación de los dientes o a alguna irregularidad concreta que impide un cierre adecuado.
Esta situación es más común de lo que pueda parecer, y sus repercusiones van más allá de un problema meramente estético. Lo cierto es que la maloclusión dental termina afectando a la funcionalidad de la dentadura y puede provocar todo tipo de molestias.
Tipos
Existen distintos tipos diferenciados de maloclusión dental, y cada caso debe recibir un tratamiento ajustado. A escala general, podemos diferenciar entre tres tipos de maloclusiones:
- Maloclusiones transversales: Se dan cuando el maxilar superior se estrecha de forma excesiva.
- Maloclusiones verticales: Se dan en aquellos casos en los que no existe ningún contacto entre los incisivos superiores e inferiores o bien estos se encuentran solapados.
- Maloclusiones sagitales: Se dan cuando el molar inferior se encuentra más adelantado que el superior.
Causas
Las causas que provocan una maloclusión de la dentadura son diversas, y entre ellas las más habituales son:
- Succión prolongada del pulgar, el biberón o el chupete a lo largo de la infancia.
- Aspectos hereditarios relacionados factores genéticos.
- Respiración oral.
- Fuertes traumatismos dentales.
- Diferencias claras entre el tamaño de la mandíbula, el maxilar o arcada y los dientes.
- Ausencia de piezas dentales.
Tratamientos
Lo preferible en cualquier caso es tratar los problemas de maloclusión dental a lo largo de la infancia, de manera que pueda llevarse a cabo un tratamiento más leve. Debe tenerse en cuenta que el desarrollo óseo se da hasta los 11/12 años, por lo que hasta este momento resulta más sencillo moldear correctamente una oclusión adecuada.
Lo más común es la utilización de aparatología fija o removible, en función de la tipología de maloclusión o del punto en que se encuentre. Así, se consigue corregir la posición de los dientes sin tener que proceder a la extracción de piezas concretas para ofrecer el espacio necesario a los dientes que deben erupcionar.
No obstante, si la afección se trata en edad adulta, puede utilizarse ortodoncia para corregir la posición de los dientes, pero no se producirá una corrección en la posición de la mandíbula. En caso de resultar necesario, deberá llevarse a cabo una cirugía ortognática.