Resulta habitual escuchar hablar del dolor de muelas, una molestia que gran parte de la población ha sufrido alguna vez en su vida. Aunque sus causas puedan ser variadas, hay ocasiones en que este dolor nos está indicando que nuestra muela podría estar infectada.
La infección de muelas se produce cuando las bacterias penetran en la capa más interna del diente -la pulpa- y terminan llegando a la raíz. Esto puede provocar un dolor muy persistente, molesto e incluso punzante y, en ocasiones, puede acompañarse de un absceso dental, lo que permite identificar fácilmente que se trata de una infección. No obstante, hay ocasiones en las que no resulta tan obvio, por lo que debemos prestar atención a los principales signos y síntomas.
¿Por qué se infecta una muela?
Como hemos introducido, una infección de muelas se debe, principalmente, a la presencia excesiva de bacterias en la boca. Este exceso provoca que las bacterias penetren con facilidad en las capas más internas de la pieza dental, atacando directamente a la raíz y provocando así su infección. También cabe la posibilidad de que este proceso se inicie a través de las encías, favoreciendo que las bacterias terminen alcanzando la punta de la raíz.
En la mayoría de los casos, este exceso de placa bacteriana se debe a una higiene oral deficiente. Como hemos visto en otras ocasiones, al no cepillar los dientes adecuadamente o no mantener un buen cuidado dental, las consecuencias son claras. y directas, y pueden afectar a nuestro estado de salud bucal y también general.
De hecho, un motivo muy común por el que se infectan las muelas del juicio es, precisamente, la acumulación de restos de alimentos. Estos quedan atrapados entre el diente y la encía y, dada la posición de las muelas del juicio, puede verse dificultarse su adecuada limpieza.
Por otro lado, en pacientes que sufren la enfermedad periodontal, esta acumulación de bacterias se concentra en las conocidas como bolsas periodontales. Estas consisten en el espacio existente entre la pieza dental y la encía y, de no ser tratadas, puede ir aumentando e incrementando la presencia de placa.
En el caso de las caries no tratadas, estas también pueden derivar en una infección de la muela. En situaciones avanzadas, las bacterias pueden llegar a alcanzar la pulpa, provocando así su infección.
Finalmente, otro posible motivo puede ser la presencia de un diente roto o astillado. Este implicará la existencia de posibles orificios en la pieza que permitan penetrar con mayor facilidad a las bacterias.
Los síntomas
Como es obvio, el principal síntoma de estar sufriendo una infección en una muela es el dolor. Este se caracteriza por poder llegar a ser muy intenso y punzante, lo que puede suponer todo tipo de consecuencias en nuestro día a día. En ocasiones, este malestar puede ir acompañado de fiebre y dolor en las zonas próximas a la muela, como pueden llegar a serlo la mandíbula, la garganta o el oído.
En determinados casos, cabe la posibilidad de que la infección de la muela provoque, no tan solo la inflamación de la propia encía, sino también de los ganglios linfáticos de la zona del cuello. Ello supondría una consecuencia habitual, ya que estos ganglios forman parte de nuestro sistema inmunitario.
Por otro lado, también es posible que los síntomas se desarrollen en forma de alteración bucal. Lo más habitual es sufrir de mal aliento, sentir un sabor amargo en la boca, padecer sensibilidad dental, sagrado de las encías o ciertas molestias al masticar. En casos muy graves, puede llegar a dificultarse la capacidad para respirar o tragar, lo que debe ser tratado de forma inmediata.
Tratamiento y recomendaciones
Dado que la infección de muelas, tal y como hemos visto, puede deberse a distintas causas, los posibles tratamientos dependerán de cada caso particular. Sea como sea, resultará de gran importancia tratarla a tiempo, no solo para cesar el dolor, sino. también para evitar que la infección se propague a otras zonas.
- En caso de que el motivo de infección sea el sufrimiento de periodontitis, el tratamiento a llevar a cabo puede ser, desde una profilaxis profesional hasta un raspaje o alisado radicular, pasando por la posible necesidad de una cirugía periodontal o, incluso, de proceder a la extracción de la pieza.
- Si la causa reside en la existencia de una caries, lo más habitual será proceder a una obturación o empaste. De esta forma, se eliminará el tejido dañado y se restaurará la anatomía del diente.
- En casos de pulpitis no tratada, también puede llegarse a dar una infección de la muela. En este caso deberá valorarse si la pulpitis es reversible o irreversible. De ser irreversible, puede resultar necesario llevar a cabo un tratamiento de endodoncia.
Con tal de no llegar a este punto, debemos evitar las. principales causas que llevan a la infección, es decir, debemos cuidar, por encima de todo, nuestra higiene oral.
Tal y como hemos visto, el principal motivo que lleva a la infección de una muela es el exceso de placa bacteriana. Cuidando nuestra higiene dental conseguiremos evitar la aparición de placa por lo que, además, también conseguiremos evitar la posibilidad de sufrir infecciones.